viernes, 19 de diciembre de 2008

“La poesía no sirve, la poesía es”


A LOS 53 AÑOS, MURIO EL POETA DANIEL CHIROM



Por Silvina Friera
Los ojos del poeta irradiaban una ancestral melancolía cuando recordaba que el escritor francés Jean Giono decía que “la poesía es el arte de curar las heridas”. El hecho de escribir poesía, de leerla, era vital para Daniel Chirom. “Sin ella no concibo no sólo mi vida, sino la existencia del mundo. Creo que la actitud que un poeta debe guardar es la misma que la de cualquier hombre para beber la vida: estar en permanente asombro. De allí que podría decir que mi poesía se basa en experiencias personales, pues todo aquello que sucede, ‘me sucede’.” En Buenos Aires –la misma ciudad donde nació, vivió y escribió–, murió ayer a los 53 años el autor de los poemarios Crónica a Robledo Puch, Los atlantes, La diáspora, El hilo de oro, Candelabros, El ojo de los días y el más reciente Manjar del exilio, entre otros títulos. “Era un poeta suave, íntimo, nunca exasperado. Un dandy tristón que conocimos, jamás rebajado a la crítica fácil ni a la maledicencia”, lo definió la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina (SEA), en el comunicado donde informaron la muerte del “amigo y compañero”, socio fundador de la institución.

Nacido el 13 de mayo de 1955, Chirom fue abogado y periodista, pero su reino, desde su infancia, fue la poesía. Colaboró en los suplementos literarios de Clarín, La Prensa, La Razón, Tiempo Argentino, El Periodista y Debate, entre otros. Pionero de las ediciones alternativas, a mediados de la década del 70 creó La Trenza Loca, una editorial casera, donde publicaba, con el auxilio de mimeógrafos y viejas máquinas de escribir, libros suyos y de sus amigos. El joven poeta pedaleaba de librería en librería, repartiendo los libros que editaba. En La Trenza Loca publicó Crónica de Robledo Puch, cuyos ejemplares también repartió en bicicleta. Compiló Antologías de Walt Whitman, Wallace Stevens, Edgar Bayley y Raúl Gustavo Aguirre, editadas en fascículos por el Centro Editor de América Latina. En prosa publicó Charly García (1983), y escribió los textos para la cantata Lamdelam, un homenaje al pintor Wilfredo Lam, cuya música pertenece al compositor y director Sergio Piterbarg, estrenada en el Festival Garonne, Toulouse, Francia, por el Ensemble vocal-instrumental Xinum. Y fundó, dirigió y editó la revista de poesía El jabalí.

“Sólo a partir del afecto puedo interesarme en un tema y sentarme a realizar un poema”, explicaba. “Pero a partir de la idea primigenia, trabajo y mucho, a tal punto de que ninguno de mis poemas tiene menos de sesenta versiones. Y ello es porque, como creyente, poseo un respeto reverencial por la palabra. Es gracias a ella que existimos, es ella quien nos otorga la vida. Porque un nuevo poema es un nuevo ser en el mundo, no un simple objeto decorativo. En este sentido soy tajante: la poesía no sirve, la poesía es. El compromiso del vate debe ser primero y ante todo con la vida, por lo cual no puede ‘mentir’ un poema. El oficio es para perfeccionarnos, no para crear flores artificiales, pues cuando fraguamos palabras, nada es superfluo.”

  

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