martes, 19 de febrero de 2013

Marzo - Poemas en el tiempo




Marzo (Poemas en el tiempo) fue una publicación de corta vida. Solamente salieron tres números en 1986. Fue una iniciativa de difusión poética, con "algo más" que la creación literaria... un intento de mostrar la presencia de la poesía en el tiempo, en los avatares cotidianas del día a día... del tiempo que se deseaba construir.


Con parte del material de archivo de Antimitomanía se hizo el intento. Me "obligó" a rescatar este material impreso el amigo Gonzalo (del Archivo Subterráneo de General Sarmiento) que está preparando un trabajo concienzudo y minucioso sobre la difusión cultural alternativa de aquellos años. Un especial agradecimiento para él.   Lo compartimos.


Hacer "click" en los enlaces para ver o bajar los números:

Marzo N° 1                           Marzo N° 2                                      Marzo N° 3


miércoles, 22 de agosto de 2012

Poemas de la vida nuestra (una edición de Eco Contemporáneo de 1977)



SE LLAMA POESIA TODO AQUELLO
QUE CIERRA LA PUERTA A LOS IMBÉCILES.

por ALDO PELLEGRINI

La poesía tiene una puerta herméticamente cerrada para los imbéciles, abierta de par en par para los inocentes. No es una puerta cerrada con llave o con cerrojo, pero su estructura es tal que, por más esfuerzos que hagan los imbéciles, no pueden abrirla, mientras cede a la sola presencia de los inocentes.

Nada hay más opuesto a la imbecilidad que la inocencia. La ‘característica’ del imbécil es su aspiración sistemática a cierto orden de poder. El inocente, en cambio, se niega a ejercer el poder porque los tiene todos.

Por supuesto, es el pueblo el poseedor potencial de la suprema aptitud poética: la inocencia. Y en el pueblo, aquellos que sienten la coerción del poder como un dolor. El inocente, conscientemente o no, se mueve en un mundo de valores (el amor, en primer término) , el imbécil se mueve en un mundo en el cual el único valor está dado por el ejercicio del poder.

Los imbéciles buscan ‘el poder’ en cualquier forma de autoridad: el dinero en primer término, y toda la estructura del estado, desde el poder de los gobernantes hasta el microscópico, pero corrosivo y siniestro poder de los burócratas, poder de la iglesia hasta el poder del periodismo, desde el poder de los banqueros hasta el poder que dan las leyes. Toda esa suma de poder está organizada contra la poesía.

Como la poesía significa libertad, significa afirmación del hombre auténtico, del hombre que intenta realizarse, indudablemente tiene cierto prestigio ante los imbéciles. En ese mundo falsificado y artificial que ellos construyen, los imbéciles necesitan artículos de lujo: cortinados, bibelots, joyería, y algo así como la poesía. En esa poesía que ellos usan, la palabra y la imagen se convierten en elementos decorativos, y de ese modo se destruye su poder de incandescencia. Así se crea la llamada "poesía oficial", poesía de lentejuelas, poesía que suena a hueco.

La poesía no es más que esa violenta necesidad de afirmar su ser que impulsa al hombre. Se opone a la voluntad de no ser que guía a las multitudes domesticadas, y se opone a la voluntad de ser en los otros que se manifiesta en quienes ejercen el poder.

Los imbéciles viven en un mundo artificial y falso: basados en el poder que se puede ejercer sobre otros, niegan la rotunda realidad de lo humano, a la que sustituyen por esquemas huecos. El mundo del poder es un mundo vacío de sentido, fuera la realidad. El poeta busca en la palabra no un modo de expresarse sino un modo de participar en la realidad misma. Recurre a la palabra, pero busca en ella su valor originario, la magia del momento de la creación del verbo, momento en que no era un signo, sino parte de la realidad misma. El poeta mediante el verbo no expresa la realidad, sino que participa de ella.

La puerta de la poesía no tiene llave ni cerrojo: se defiende por su calidad de incandescencia. Sólo los inocentes, que tienen el hábito del fuego purificador, que tienen dedos ardientes, pueden abrir esa puerta y por ella penetran en la realidad.

La poesía pretende cumplir la tarea de que este mundo no sea sólo habitable para los imbéciles.#

Este manifiesto de Aldo Pellegrini (uno de los poetas más lúcidos de la Argentina), introduce un número especial, editado a mimeógrafo en 1977, de Eco Contemporáneo... Queremos compartirlo porque tanto la introducción como el contenido son de un valor imprescindible para las conciencias. Tener en cuenta que estos textos eran distribuidos semi clandestinamente, mano a mano, en plena dictadura...

Ver o bajar el número completo en siguiente enlace:


domingo, 14 de noviembre de 2010

Recuerdo Subterráneo

Serra me pide breve texto conmemorativo, aquí va.

RECUERDO SUBTERRÁNEO
¿Juicio de Nuremberg?¿Muro de Berlín?Dos bombas atómicas parten el mundo en dos infiernos nuevos, pero hay otro cielo y nuevos pozos de horror
Nací en 1951 Contraje poliomielitis en 1953 Golpe militar en 1955 Argelia Viet-Nam Contraje poesía en 1965 The Beatles Orgasmo y Guerra Fría y nuevo golpe militar en el 66. Revistas artesanales, vuelta a la tribu La Guerra es Negocio Rosario 1968 Rutas argentinas Estado de coma Colegio del Terror
Mariguana Poesía en los parques Policía ¿Hippies? Exilios Patrullas TV Color, Tanguito ¿Anfetas? Mafalda. Patrulla en todas partes. Almendra. ¿El Che? Rayuela.Picana eléctrica Santana Poesía Hendrix LSD Música Progresiva y/o Violencia Regresiva Sociedad Anónima Woodstock PELO ¿Naufragar? ¿Matar o morir? Me fui del país volví Expreso Imaginario Vivir la Esencia Miguel Grinberg Antimitomanía Color Humano Amor de primavera Borges Pink Floyd Stanley Kubrik Ecos del Viento Monterrey pop. Terrorismo norteamierdicano permanente Piazzolla Dibujos locos FAL con Ford Miedo Poesía Terror Viaje psicotrópico Zappa Censura ¿Amor libre?¿Que significaba ANTIMITOMANÍA? Flor o alambre de púas Mariposa o revólver, paloma o gendarme, ecología o apocalípsis Soledad futbolizada Triple A Un lugar, aquellas revistitas de mano en mano o por correo eran soñar un tiempo de confluencias ¿Paz?¿Pan?¿Trabajo? Afuera es noche y llueven misiles Made In Miedo Love and peace Soñar y reventar Mil golpes no pueden parar el estallido de un poema pero cien mil poemas no pueden parar la tortura global Nuevas tecnologías Hambre Orgasmo virtual Señales Obesidad mórbida anorexia Brumas ¿paco o éxtasis? Hipermercado o ANTIMITOMANÍA, una pequeña Ayuda.






Rubén Vedovaldi

domingo, 5 de julio de 2009

Rubén Vedovaldi, una luz que llegaba del litoral.




por Marcelo Marcolín


La generación subterránea en su faz poética produjo un quiebre a partir de la restauración de la democracia en Argentina. Muchos de aquellos poetas rebeldes y transgresores prefirieron los perfumes de la formalidad literaria antes que seguir por los caminos trazados por los legendarios beatnicks y los tumultuosos rockers criollos. En esta situación podemos encontrar a varios poetas que niegan su pasado under, a tal punto que cuando dan cuenta de sus biografías es notorio encontrar que todos estos comenzaron ha editar a partir de 1984.
Aquí uno llega a la conclusión que no sólo los especialistas literarios, críticos, medios en general, han ocultado a esta generación, sino que los cómplices de esta nulidad aparece en las propias filas del movimiento. Los traidores aún siguen pululando, aún andan por ahí contando historias estúpidas y tratando de ocultar esa mancha en el pantalón.
Pero pese a todo es interesante poder comenzar, a través de esta columna, a mostrar a los poetas subterráneos que sí viven orgullosos de serlo.
Ruben Vedovaldi es un poeta santafesino, he perdido comunicación con él hace algunos años, no obstante algunos datos podemos decir sumado a su poesía, que creo es lo principal.
Vedavoldi nació en Rosario, provincia de Santa Fé, Argentina, un 1° de julio de 1951. Vivió en un pueblo cercano: Capitán Bermudez y fue editor de un boletín literario llamado "Poemas de un Lugar". Integró varias antologías como: Las plateadas manzanas de la luna, Laberintos, Nuevas Voces. Fue colaborador de casi todos los medios under citando algunos como referencia: El vidente ciego, Vivir la escencia, Psyglus, Antimitomanía, Noesis, El pibe sietecolores, Invisible. Tiene un cuaderno de poesía junto a Héctor Altamirano: Mester de Juglaría.
Digno de una poesía sagaz y profunda, Vedovaldi penetra con sus palabras y desarrolla desde su interior la fuerza que expande mundos incadescentes.

LA HARINA LEUDANTE

De la molienda del trigo múltiple
viene el milagro blanco de la harina.
Transpiradas manos de hombres pelirrojos
morenos y rubios obreros anónimos
hicieron y hacen la diaria proeza que el periodismo no ha descubierto
el alimento de los pueblos se vuelve
paquetes de un kilo escatimado de harina leudante.
Espera
apilada en los grandes depósitos de la ambición
el devenir de las especulaciones del comercio.
En una madrugada fría
sube a camiones repartidores aumentada de precio.
Espera en un estante
del pequeño almacén de barrio.
Oye la canción llorosa
y la vocecita de un pibe descalzo, flaco, desgreñado
-"Dice mamá que le anote..."
Sale a la calle de tierra
en manos de pobre. Tal vez las manos del hijo
de alguno de los tantos cosecheros mal pagos.
Cae sobre la mesa de la cocina
de la mujer del cansancio largo.
Siente rasgarse el papel celeste
que lo guardaba; las duras manos que lo trabajan
el agua, cayéndole desde una lata. Y, poco a poco con caricias,
se va durmiendo...
Se va durmiendo y
le viene un sueño por todo el cuerpo.
Se siente entonces
fritas
y humeantes
y enormes
monedas de oro.

Rubén Vedovaldi - 1980

viernes, 19 de diciembre de 2008

“La poesía no sirve, la poesía es”


A LOS 53 AÑOS, MURIO EL POETA DANIEL CHIROM



Por Silvina Friera
Los ojos del poeta irradiaban una ancestral melancolía cuando recordaba que el escritor francés Jean Giono decía que “la poesía es el arte de curar las heridas”. El hecho de escribir poesía, de leerla, era vital para Daniel Chirom. “Sin ella no concibo no sólo mi vida, sino la existencia del mundo. Creo que la actitud que un poeta debe guardar es la misma que la de cualquier hombre para beber la vida: estar en permanente asombro. De allí que podría decir que mi poesía se basa en experiencias personales, pues todo aquello que sucede, ‘me sucede’.” En Buenos Aires –la misma ciudad donde nació, vivió y escribió–, murió ayer a los 53 años el autor de los poemarios Crónica a Robledo Puch, Los atlantes, La diáspora, El hilo de oro, Candelabros, El ojo de los días y el más reciente Manjar del exilio, entre otros títulos. “Era un poeta suave, íntimo, nunca exasperado. Un dandy tristón que conocimos, jamás rebajado a la crítica fácil ni a la maledicencia”, lo definió la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina (SEA), en el comunicado donde informaron la muerte del “amigo y compañero”, socio fundador de la institución.

Nacido el 13 de mayo de 1955, Chirom fue abogado y periodista, pero su reino, desde su infancia, fue la poesía. Colaboró en los suplementos literarios de Clarín, La Prensa, La Razón, Tiempo Argentino, El Periodista y Debate, entre otros. Pionero de las ediciones alternativas, a mediados de la década del 70 creó La Trenza Loca, una editorial casera, donde publicaba, con el auxilio de mimeógrafos y viejas máquinas de escribir, libros suyos y de sus amigos. El joven poeta pedaleaba de librería en librería, repartiendo los libros que editaba. En La Trenza Loca publicó Crónica de Robledo Puch, cuyos ejemplares también repartió en bicicleta. Compiló Antologías de Walt Whitman, Wallace Stevens, Edgar Bayley y Raúl Gustavo Aguirre, editadas en fascículos por el Centro Editor de América Latina. En prosa publicó Charly García (1983), y escribió los textos para la cantata Lamdelam, un homenaje al pintor Wilfredo Lam, cuya música pertenece al compositor y director Sergio Piterbarg, estrenada en el Festival Garonne, Toulouse, Francia, por el Ensemble vocal-instrumental Xinum. Y fundó, dirigió y editó la revista de poesía El jabalí.

“Sólo a partir del afecto puedo interesarme en un tema y sentarme a realizar un poema”, explicaba. “Pero a partir de la idea primigenia, trabajo y mucho, a tal punto de que ninguno de mis poemas tiene menos de sesenta versiones. Y ello es porque, como creyente, poseo un respeto reverencial por la palabra. Es gracias a ella que existimos, es ella quien nos otorga la vida. Porque un nuevo poema es un nuevo ser en el mundo, no un simple objeto decorativo. En este sentido soy tajante: la poesía no sirve, la poesía es. El compromiso del vate debe ser primero y ante todo con la vida, por lo cual no puede ‘mentir’ un poema. El oficio es para perfeccionarnos, no para crear flores artificiales, pues cuando fraguamos palabras, nada es superfluo.”

  

 Permalink:

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/2-12152-2008-12-02.html

miércoles, 30 de abril de 2008

LA OTRA CULTURA




por Miguel Grinberg

'La puerta de la poesía no tiene llave ni cerrojo: se defiende por su calidad de incandescencia. Sólo los inocentes, que tienen el hábito del fuego purificador, que tienen dedos ardientes, pueden abrir esa puerta y por ella penetran en la realidad.'ALDO PELLEGRINI

No es fácil ser joven. Nunca es fácil. Sea donde sea. Especialmente cuando uno se pregunta para qué sirve, para qué va a vivir, en qué va a invertir su existencia. Tarde o temprano la pregunta se implanta en la respiración. Y desde ese,momento es una compañía incómoda, una especie de espina invisible imposible de extirpar.La otra noche sentí algo raro en el estadio Obras, el día del recital que unió a Charly y a Luis Alberto. Cuando al final se juntaron Serú Giran y Jade, cuando Cristálida comenzó a deslizarse en mis oídos, no pude evitar que reaparecieran en mi memoria imágenes del verano de 1973 en Buenos Aires. La cosa se repitió cuando el bis trajo otro tema de la época de Pescado Rabioso.Verano de 1973.

Desde mi programa radial El Son Progresivo habíamos comenzado a organizar reuniones de gente joven en el Parque Centenario. Varios músicos trabajaron bastante en ese proyecto: Luis Alberto, Rodolfo García, Emilio del Guercio. Cada domingo se reunían cerca de 400 jóvenes y se habían armado grupos de afinidad por temas: poesía, teatro, música, psicología, pintura, comunidades. Había exaltación, fraternidad, expectativa. A medida que el frío del otoño se hizo notar, terminamos todos haciendo un fondo común y alquilamos un caserón en Constitución, que se conoció como 'La Casa del Parque'.Los mambos entonces fueron muchos, la confusión se hizo intolerable. Yo no quería ser líder de eso, de nada. Y en agosto anuncié mi retirada. Otros se habían retirado antes. A las tres semanas la cosa se hundió en la nada. ¿Fracasamos? En cierto modo, sí. Porque los planes que habíamos hecho no prosperaron, no fueron más allá de un par de estaciones del calendario. Pero en otro plano, el que nadie organiza, la experiencia del parque le cambió la vida a un montón de jóvenes. Que pese a lo temprano de la experiencia, en un medio tan rígido como el nuestro, intuyeron que era mejor confluir que competir, y eligieron tal cosa para el resto de su vida.

Cuando terminaba aquel verano, al atardecer, di varias vueltas a la plazoleta de reuniones con Luis Alberto. Me contó un secreto: la experiencia Pescado Rabioso se acababa. Cuando oscureció todos hicimos la enorme ronda habitual de despedida. Manos juntas, centenares de manos. Un círculo que abarcaba un enorme pedazo de terreno, y un concreto murmullo de felicidad. Pero igual se incubaban algunos desencuentros.Y Cristálida decía: 'Sombras inútiles en el parque. Los que llamaba no aparecieron. Todo gigante termina exhausto, de que lo observen desde afuera'. Al final del tema, en Obras, Luis corrigió el último verso y dijo duramente 'de que lo devoren desde abajo'.No, el parque no fue inútil.

Hubo después otros parques parciales, efímeros, por mil motivos. No sólo internos sino también externos: la hostilidad ambiente que provoca el mero hecho de que algunos jóvenes se reúnan pare charlar o para intercambiar discos.

En Obras, un rato antes de empezar el concierto, se me acercó a escritor Pancho Muñoz. Una vez me había interrogado acerca de las publicaciones 'subterráneas' y la cultura argentina 'alternativa'. Es algo que hemos debatido también en un programa (Agenda Invisible) que hacemos martes y viernes a las 18.30 por Radio Municipal con varios intelectuales nada complacientes. Y Pancho me dijo: 'Me equivoqué, esto no es underground, esto es otro cultura'.¡Allí está la cuestión!

Durante mucho tiempo nos conformamos con pequeñas porciones de la realidad cultural. Rechazábamos vehementemente todo lo que nos ofrecían y que sentíamos agónico. Pero lo que emprendíamos se confinaba en marcos pequeños, en rumbos breves, en zonas limitadas. Quizás fue necesario, tal vez hayamos necesitado ese largo período de incubación. Fue cierto, como cantó La Pesada del Rock, que cada día éramos más. Que 15.000 jóvenes llenaran el Velódromo Municipal en 1971 para el Festival B.A. Rock, era excitante, placentero.

Pero cuando terminaba la música, cada uno volvía a su isla, a su pequeña casucha de sobreviviente del naufragio, para escuchar algunos discos o leer alguna revista.Cuando empezaron a multiplicarse por correo los boletines de poesía, también brotó el sentimiento de que se estaba ante un acontecimiento. Lo ha sido, en cierta medida. Pero tampoco constituyó la respuesta global a todos nuestro interrogantes. ¿Cuáles son éstos? Ya lo dije al principio: cómo vivir y para qué.

Sobre 1977, el ímpetu del movimiento roquero comenzó a desinflarse. Los músicos, que no son Superman, descubrieron que hasta la canción más hermosa no era suficiente para crear mundos nuevos. Los poetas de los boletines, que no son visionarios, descubrieron que despachaban centenares de copias y raramente alguien les escribía una carta de verdad. Los recitales empezaron a escasear, igual que la plata. Los últimos tres años han sido verdaderamente opacos.¿Es una queja? Para nada. ¿Dónde estaba escrito que siempre íbamos a tener pura fiesta y ningún bajón?

Pero el amor de primavera siguió dando vueltas, en el más crudo invierno de las almas.Me sentí muy cerca de Luis Alberto la otra noche. Pese a que desde que salió mi libro Cómo vino la mano (por el cual Pipo y Jorge le hicieron una especie de 'Juicio sumario' privado un día en el Expreso Imaginario) algo se enfrió en el canal de nuestras comunicaciones. Más allá de que con eso ganen dinero, tanto el reencuentro de Almendra como la reunión de Luis y Charly me impresionan como esfuerzos titánicos para recuperar no solamente el antiguo fervor, sino para ejemplificar la necesidad de que empecemos a juntarnos más acá de la música, fuera de las pavadas y las chiquilinadas divergentes.Somos otra cultura, que no es contra ni anti.

Que a la larga, cuando vaya a parar al panteón la colección de estereotipos culturales que ya no nos nutren, va a constituir una faceta más de la cultura.Por más descangayada, inmadura y balbuceante que parezca, esta otra cultura no es necesariamente 'nueva'. Tampoco interesa tal etiqueta. Pero no empieza ni termina con el rock. Empieza y termina con la poesía.La poesía, como bien afirmaba Aldo Pellegrini, es lo que le cierra la puerta a los imbéciles. Por eso, recuerdo, cuando en 1964 comenzamos a unirnos los poetas latinoamericanos para construir una solidaridad expansiva, Thomas Merton dijo: 'Nos estamos uniendo para defender nuestra inocencia'.

Nuestra inocencia. No somos perfectos, y seguramente no lo seremos. Pero estamos vivos, y en el mundo. Entonces, a partir de la música y el poema tenemos que empezar a dialogar y a inventar rumbos para nuestra energía. No hablo de hacer un partido político, ni de ir a hacer manifestaciones. Hablo de crecer y crear.Uno de los planos en el que se puede llevar esto a la práctica, es el de la autoeducación.

El desafío consiste en que nadie va a hacerlo por uno, y que debe surgir de la suma de estos unos, que —créase o no— 'buscan llenos de esperanzas, el camino que los sueños prometieron a su ansias'. No es el tango el que se murió, son los tangueros. No es el folklore el que se adormeció, sino gran parte de los folkloristas. No es el rock el que se pudrió, sino un montón de roqueros con vocación de parásitos. No hay más lugar para la queja. El que lamenta, pierde.Vi en privado la segunda parte de La Guerra de las Galaxias. Allí, el maestro Yoda (el que le da la Fuerza a los Caballeros Jedi) dice acertadamente que nuestro mayor enemigo está adentro, en la forma del temor, la ira y la agresión. Tenemos que pacificarnos por dentro: sólo así podremos contribuir a la creación de un mundo pacífico.Y en otra coyuntura, Yoda le dice al discípulo que acaba de contestarle 'Voy a tratar' después de recibir una indicación: 'Tratar no: se hace o no se hace'. La autoeducación se hace o no se hace. No se compra en el supermercado ni nadie la entrega por correo.

Nadie va a tocarte el timbre para regalarte el Nuevo Mundo posible. Vas a tener que trabajar mucho para eso. Y con otros, aunque ya te hayas acostumbrado a hacer el papel de llanero solitario en la película de tu historia particular.¿Qué es esto de la autoeducación? Nada más que sacarse de encima todo lo que no sirve para nada: ideas rengas, slogans marchitos, rencores apolillados, datos descoloridos, sueños oxidados, miedos improductivos, en fin, cosas por el estilo. Y como bien dijo George Bateson, que 'sin contexto, las ideas y las palabras carecen de significado', hay que empezar a reunirse para imaginar el mundo en que se desearía vivir. Y una vez que se tenga alguna claridad al respecto... aquí viene lo mejor... crear ese mundo.¿Cómo se hace? Pues por contagio. Si la familia de uno vive hipnotizada por la tevé, es porque nadie les propuso nunca algo mejor. Debe empezarse con la familia, después se sigue con los vecinos, más adelante con el barrio. Tarde o temprano, habrá que empezar en cada barrio, una biblioteca de la otra cultura, un cine-club, un teatro experimental, conferencias, audiovisuales, mesas redondas.

Hagamos de cuenta que vinimos con Solís y tenemos que establecer donde estemos una colonia. Seamos pioneros, sembradores, gestadores, detonadores, inventores, 'locos derviches con secreto amor terapéutico que no puede comprarse ni venderse'... Nuestra militancia debe ser poética. Vivir y actuar poéticamente es —no entiendo para qué compraste esta revista si estás en desacuerdo— lo mejor que nos puede pasar. Hasta cuando estamos apretados como ganado en el subte. Empecemos a sonreír todo el tiempo, cantemos en voz alta caminando por la calle, hagamos de la otra cultura una epidemia benefactora. Claro que por eso no van a parar de golpe las barbaridades de este mundo. Pero por un lado hay que empezar, y alguien tiene que hacerlo. Vos elegís: ¿sos uno más, o sos uno menos?

Revista HURRA10/1980